Tablillas de Glozel: ¿artefactos O Falsificación Arqueológica?

En 1924, en Glozel, cerca de Vichy, un campesino golpeó mientras araba bloques de piedra, debajo de los cuales descubrió una cavidad subterránea. Su nieto sacó una tablilla de arcilla con signos que ninguno de ellos, sin embargo, pudo descifrar. Armados con su hallazgo, los dos hombres se dirigieron a un arqueólogo aficionado de Vichy. Los pasos que siguieron degeneraron en una verdadera controversia: mientras que para algunos, las tablillas Glozel constituyeron un descubrimiento fantástico, otros vieron solo una grosera falsificación.
Controversia en torno a los artefactos
Hay varias versiones de cómo el Dr. Antonin Morlet, un arqueólogo aficionado, llegó a oponerse al Dr. Louis Capitan, un arqueólogo de renombre. Sin embargo, una cosa es segura: cuando se enteró de las tablillas de Glozel, el Dr. Morlet organizó excavaciones y descubrió en esta misma cavidad otras tablillas de arcilla además de huesos. Después de algunas investigaciones, Antonin Morlet escribió una memoria sobre ellos y se la envió al Dr. Capitán. Este último respondió con entusiasmo, luego se dirigió a Glozel para emprender a su vez excavaciones y recuperar el descubrimiento por su cuenta.
Sin duda Morlet no estaba de acuerdo con esta forma de proceder: lo cierto es que publicó, poco después de la llegada del perito, bajo su nombre y el del campesino que las había descubierto, un artículo en el que aseguraba que probablemente estas tablillas data del 8.000 a.C. El Dr. Capitán refutó violentamente las conclusiones de Morlet, cuestionó sus habilidades y afirmó que los artefactos Glozel no eran más que falsificaciones. Presentó varios argumentos a favor de esto, incluido el hecho de que ninguna civilización de esa época tenía un sistema de escritura. Además, no se podía decir con certeza si se trataba de una lengua, porque era imposible reconocer en estos signos cualquier articulación en palabras u oraciones.
La polémica continuó durante varios años y otros expertos se involucraron. Pero el inicio de la Segunda Guerra Mundial puso fin abruptamente a estas discusiones y las tablillas de Glozel se hundieron en el olvido.
Redescubrimiento y citas
Hacia finales de la década de 1970, se reanudaron las discusiones sobre la autenticidad de las runas de Glozel. Como las técnicas habían evolucionado mientras tanto, fue posible fechar las tabletas de arcilla y los huesos. La investigación reveló que la pieza más antigua, un hueso plano, tenía alrededor de 17.000 años, mientras que los otros huesos tenían solo 15.000 años. En cuanto a las tablillas de arcilla, no aparecieron hasta mucho más tarde, probablemente alrededor del año 600 a. C. Por supuesto, pueden haber existido otras tabletas, pero no se han conservado hasta hoy.
Dada su edad, ahora es casi imposible descifrar estas tabletas, sobre todo porque no podemos lograr aislar palabras u oraciones. Algunos científicos también han intentado interpretarlos como documentos astronómicos o de culto, pero estas suposiciones también son muy controvertidas.
Incluso hoy, los científicos no tienen la misma posición con respecto a este descubrimiento. Si para algunos expertos las tablillas de Glozel son auténticas, otros continúan tomándolas por engaños. Algunas publicaciones cuestionan la existencia misma de estos descubrimientos. En cualquier caso, estos debates contribuyeron en gran medida a reforzar y perpetuar el mito de las runas Glozel.
Otras runas en otras partes del mundo.
Durante mucho tiempo se creyó que las runas de Glozel eran únicas en el mundo, hasta que se descubrieron en China otras tabletas con inscripciones similares. Descubiertas en un pueblo prehistórico, estas tablillas datan de alrededor del 8000 a. C. Otros signos, muy cercanos a las runas Glozel, también fueron descubiertos en Australia.
