La Ciudad De Piedra De Tiermes

El interés que despierta la localidad de Tiermes, en el norte de España, se debe a que en gran parte no fue construida, sino excavada en el acantilado. Sin embargo, la roca fue cortada con tanta habilidad y de manera tan inusual que uno se pregunta si las civilizaciones a las que generalmente se atribuye la ciudad están realmente en el origen de tales obras. Tiermes ha sido objeto de excavaciones arqueológicas desde el siglo XIX.
Historia de Tiermes
No se sabe exactamente cuándo y quién construyó esta ciudad, ubicada en la provincia de Soria, en el corazón de Castilla la Vieja. La primera mención de Tiermes se debe al matemático y geógrafo Ptolomeo (v. 100-v. 175), quien la designó como la ciudad de los Arévacas, pueblo ibero-celta. Conquistada por los romanos en el 98 a. C., la ciudad se desarrolló a lo largo del primer siglo de nuestra era. Durante el siglo I d.C., se convirtió en el centro de un distrito administrativo romano y experimentó un período de crecimiento económico. Luego incluyó un mercado, baños termales y acueductos. Fue conquistada en el siglo VI o VII por los visigodos, luego, en el siglo VIII, por los moros. Su ubicación geográfica, en la frontera de territorios cristianos y musulmanes, acaba provocando el declive de la cultura local. A partir del siglo XII a más tardar, Tiermes ya no juega un papel decisivo.
Aunque se encuentran alusiones al sitio en diversos estudios que datan de finales del siglo XV, no fue hasta finales del siglo XIX cuando Nicolás Rabal, un historiador local, que había visitado la ciudad, comenzó a estudiar este conjunto arquitectónico en una forma científica. La ciudad de Tiermes estaba entonces en gran parte intacta debido al clima templado.
Y sus habitantes
Varias construcciones y accesorios encontrados en Tiermes son bastante inusuales para la época en que se estima que se construyó. Este es el caso, por ejemplo, del sistema de tuberías que servía tanto para regar como para drenar el terreno. Las investigaciones muestran que algún tipo de bomba es absolutamente esencial para que el sistema funcione, pero no tienen idea de cómo se vería.
En muchos lugares, las paredes y los techos tienen un grosor inusual de 1,50 a 3 metros. Además, muchos edificios o lugares públicos están equipados con rampas, sobre las que podemos distinguir un sistema de vías, de 1,40 metros de ancho. Finalmente, toda la meseta está atravesada por estrechos surcos, que en ocasiones conducen a galerías subterráneas.
En la década de 1960, los investigadores encontraron que estos restos se parecían mucho a un moderno sistema de defensa aérea, con una especie de búnker, en el que la población civil podía refugiarse en caso de ataque, y una red de rieles, que se utilizaba para transportar armas pesadas.
Las excavaciones posteriores sacaron luego a la luz nuevos elementos, incompatibles con lo que pudo haber sido una fortaleza de la época como, por ejemplo, los pozos, que recordaban extrañamente a las trincheras de la Segunda Guerra Mundial y para las que nadie propuso una explicación satisfactoria. Además, ninguno de estos desarrollos podría atribuirse a ninguno de los pueblos establecidos en Tiermes después de la conquista romana, y se concluyó que el sitio debe ser mucho más antiguo de lo que se pensaba. Sin duda había estado habitado por un pueblo, para quien estos arreglos cumplían un propósito específico.
En los años 1980-1990 comenzaron a surgir todo tipo de especulaciones, según las cuales estos vestigios eran obra de extraterrestres prehistóricos que buscaban, mediante una artillería adaptada, protegerse de los ataques provenientes del espacio. Los científicos más serios señalan, sin embargo, que tales consideraciones a menudo se contradicen con los avances de la ciencia.
