Ruinas De La Antigua Ciudad Maya De Uxmal | Yucatán México

Una de las joyas de Yucatán tiene su increíble historia en su nombre, que significa "construido tres veces".
Uxmal, clasificada en la Lista del Patrimonio Mundial por la Unesco en 1996, es una ciudad antigua del período clásico de la civilización maya. Ubicado en México, a unos 80 kilómetros del océano, en una región de cerros de Yucatán, se caracteriza por un estilo arquitectónico muy particular, Puuc, hecho de tejas decoradas con figuras sagradas que cubren la piedra en bruto, y de ricos ornamentos de artesanía refinada, tallada en relieve en la piedra.
La palabra uxmal significaría, en lengua maya, "construido tres veces". El sitio estuvo habitado en la antigüedad, pero la ciudad actual no fue fundada hasta el siglo VII d.C., por la familia Xiuh, hasta que fue ocupada por los toltecas en el siglo X. Como en todo Yucatán, los recursos hídricos eran escasos, y es por eso que Chac, el dios de la lluvia, era la deidad más venerada de todas. Completamente abandonada en 1200, quizás debido a la maldad de Chac, la ciudad fue rápidamente devorada por la jungla. Y no fue hasta que pasaron siete siglos antes de que Uxmal volviera a ver la luz en el siglo XIX.
El sitio se extiende 1.000 metros de norte a sur y 500 metros de este a oeste, y esconde ocho grupos de edificios sagrados que simbolizan el poder: la Pirámide del Mago, el Cuadrángulo de las Monjas, el palacio del Gobernador (con un maravilloso trono en forma de un jaguar de dos cabezas), la Casa de las Tortugas, la gran cancha de pelota, la casa de las Palomas y los templos. Frente al Palacio del Gobernador hay un monolito destrozado, una especie de cilindro con un extremo cónico que es objeto de mucha discusión: algunos lo ven como un tributo a la fertilidad y otros afirman que es un objeto misterioso caído del cielo, que se habría hundido en el suelo.
La pirámide del mago

Dominando el sitio desde una altura de 35 metros, la Pirámide del Mago (también conocida como la Pirámide del Enano) es sin duda el edificio más imponente y atractivo. Lo que lo hace tan único son sus bordes redondeados (una característica que solo se encuentra aquí) y su base elíptica. En su cima se eleva un templo completamente decorado con máscaras espeluznantes que se dice que representan las fauces del poderoso dios Chac. Cuenta la leyenda local que el edificio fue construido en una noche por un enano, con la ayuda de las prácticas mágicas de su madre. Probablemente fue el templo de una deidad oracular que se manifestó a través de un sacerdote-profeta. La línea virtual que une la pirámide con el centro del Cuadrángulo de las Monjas marca el punto del horizonte donde se pone el sol, el día que pasa por el cenit.
Según Stansbury Hagar, un etnógrafo que vivió en la primera mitad del siglo XX, los cráneos y huesos que adornan la fachada indican que el templo está dedicado al dios de la muerte. Cree que la amplia vía de acceso a la fachada oeste tiene la forma de una boca abierta: las mandíbulas de un rostro humano. Sería una representación simbólica de la muerte por la que hay que pasar para entrar en contacto con el adivino que hace su oráculo. La pirámide también representaría la constelación de Escorpio que está conectada con el dios de la Muerte. Stranbury Hagar investigó extensamente el sitio de Uxmal y publicó un artículo en 1921 sobre la correspondencia entre el zodíaco y los templos de Uxmal. Hizo la hipótesis de que todas las ciudades sagradas de los mayas habían sido diseñadas para reproducir un modelo celestial. De hecho, los mayas creían que el microcosmos correspondía al macrocosmos y que todo en la Tierra era una imitación o reflejo de la realidad perfecta que existe en el Universo. Al imitar la bóveda celeste, la ciudad sagrada habría recogido parte de esta perfección. Agar, que estudió la posición y características de los elementos arquitectónicos individuales encontrados en el mapa de Uxmal, logró distinguir en cada uno de ellos una de las doce constelaciones del zodíaco, basándose en las correspondencias que había identificado (con la excepción de Acuario para que no quedaba nada más que un pequeño templo en ruinas). Por otro lado, es cierto que los mayas eran asombrosos conocedores del cielo y el tiempo, como se muestra en sus complicados y muy precisos calendarios, y en su disposición para predecir eclipses. Cómo fueron capaces de aumentar su conocimiento y qué es verdad acerca de sus profecías, queda por descubrir.
